Originalmente en el Génesis, aparece el pasaje en el que Dios indica a Adán y Eva que no deberán comer del fruto del árbol del bien y del mal. El término ‘mal’ fue traducido del hebrero al latín vulgar por ‘malum’ que tanto servía para designar a un acto negativo, como para denominar a la manzana como fruta, por lo que el vulgo (el pueblo llano) que comenzó a leer la nueva versión de la Biblia se quedó con el significado de manzana, debido a un error en la traducción realizada por Jerónimo de Estridón por encargo del papa Dámaso I en el año 382 d. C.

Varios estudios han determinado que el paraíso a que se refieren las sagradas escrituras, tanto cristianas, judías y musulmanas, estaba situado por la zona que actualmente coincide de forma con los límites de Irak. Por tanto, de ser cierta la historia descrita en el Génesis, y teniendo en cuenta su interpretación, los árboles del paraíso solo podrían ser olivos e higueras, por ser los árboles frutales más antiguos constatados científicamente y que además puedan ser localizados con arraigo real en esa región. No en vano, en la misma Capilla Sixtina, el fruto prohibido está representado por una higuera.

Por tanto, queda desmontada de forma científica la hipótesis de la manzana de Adán, dando pie a la posibilidad de que el árbol del bien y del mal fuese un olivo, o una higuera.