A las afueras de Florencia, se encuentra la cárcel de máxima seguridad, la cárcel de Sollicciano, el diseño de su distribución está inspirado en el Lirio de Florencia, un símbolo heráldico de la ciudad, la parte exterior está destinada a actividades deportivas, mientras que el complejo, tanto judicial, administrativo y penal están distribuidos en  edificios de alas cóncavas curvas intercalados con zonas ajardinadas, que son los propios presos los encargados de sus mantenimiento.

El objetivo de que sean los propios presos los encargados del mantenimiento de las zonas ajardinadas, nace de un proyecto, cuyo objetivo es rehabilitar a estos, que se inspiró en una de las familias más nobles y antiguas de Italia. La cárcel, cuenta con el privilegio de tener entre sus jardines un centenar de  olivos centenarios, que se cosechan con esmero cada otoño y se procesan en el Castello di Nipozzano, un castillo centenario a las afueras de Florencia propiedad de los Frescobaldis, una familia aristocrática con sendas propiedades en la Toscana, que se dedican al mundo de eleotecnia y enología desde el siglo XIII.

En el Castillo, rodeado de viñedos, posee una pequeña bodega y almazara donde se elaboran las 300 botellas de aceites procedentes de Sollicciano. Como obsequio, se entregaron algunas de las botellas a sus clientes más ilustres como El Papa Francisco, al presidente de Italia y a su primer ministro.

Los Frescobaldis, que cuentan con proyectos similares en otras prisiones italianas, consideran que el objetivo, es reavivar la pasión por el trabajo de los presos. La tasa de reincidencia de los delitos ha disminuido un 60% gracias a proyectos como este, por lo que esta noble familia, además de aportar el servicio técnico necesario para que enseñan a los  presos el arte de la elaboración del AOVE y el cuidado del cultivo, han plantado 200 olivos adicionales en el jardín de la prisión de Sollicciano, para que las cosechas y producción de este singular AOVE este asegurado.

El olivo, junto con su preciado AOVE, una vez más, es símbolo de paz, sosiego y el camino hacia la prosperidad.