Varias regiones italianas activan la alerta roja declarando el estado de emergencia por la sequía y las pocas previsiones de lluvia, todo esto agravado por las olas de calor. Es la peor situación respecto al agua que se da en 70 años.

Se enfrentan a una situación realmente grave, muchas son las zonas agrícolas que se encuentran afectadas y que ya están aplicando restricciones en el uso del agua. Prueba inminente de ello, es el estado del río Po, el más caudaloso y largo de Italia del que se servían para beber agua, nutrir grandes extensiones de tierra agrícola y producir energía hidroeléctrica, que se encuentra “bajo mínimos”.

Esta situación ha llevado a varias provincias y regiones a pedir ayuda al gobierno italiano, aprobando la declaración del estado de emergencia por la sequía. Esta medida pretende controlar la situación actual y ofrecer socorro y asistencia a la población más afectada.

La actual crisis del agua afecta directamente a la olivicultura debido a que nos encontramos en vísperas del periodo de riego. La falta de infraestructuras para la gestión del agua, la sequía y las olas de calor que están acompañando este verano, nos deja un panorama devastador para los olivos, se avecina una campaña con pérdida de calidad y cantidad del producto italiano.

Italia es un país tanto productor como consumidor de aceite de oliva, posee un papel muy importante a nivel mundial. Existen diferentes modelos de producción y enfoques de mercado, además de ser el olivo de gran importancia respecto al paisaje y al medio ambiente, siendo emblema de muchos territorios italianos.

Dentro de Europa, es uno de los países que, en términos relativos, más exporta superando ampliamente el 50% de su producción. Italia siempre se ha caracterizado por su capacidad de venta internacional, llevando la cultura oleícola a los confines del mundo.

Actualmente tiene 1.124.575 hectáreas de olivar. Se posiciona en el tercer lugar en superficie de cultivo del mundo, en el segundo en producción de aceite de oliva y en el duodécimo puesto en producción de aceitunas de mesa. Del total de producción, el 97,1% corresponde a aceite de oliva y el 2,9% a producción de aceitunas de mesa.

Con respecto al cultivo predomina el cultivo intensivo (198%), seguido del cultivo tradicional (77,4%), por último, el superintensivo con un 3,6%. Del total de cultivo, pertenece a secano un 77,4%, el restante 22,6% a cultivo de regadío.

Produce 322.830 toneladas de aceite de oliva, de las cuales se comercializa a otros países 198.130 toneladas. Del total de aceite producido, el 70% pertenece a un aceite de una calidad superior (virgen o virgen extra), el restante 30% pertenece a un aceite de una calidad más inferior como podría ser aceite de oliva lampante. Además, produce 53.330 toneladas de aceitunas de mesa, de las cuales se comercializan 12.370 a otros países.

Italia tiene 414.100 parcelas de olivar, las cuales tienen un tamaño medio de 2,72 hectáreas. Por hectárea se consigue 0,296 toneladas de aceite por cada hectárea, así como 1,624 toneladas de aceitunas de mesa por hectárea.

Tiene presentes 2.860 almazaras, 22 orujeras, 5 refinadoras y 160 entamadoras. El volumen de negocio del sector oleícola en este país es de 1.099,88 millones de euros, lo que se traduce en más de 22 millones de jornadas reales.

Del total de grasas animales y vegetales que se consumen en Italia, corresponden con el consumo de aceite de oliva el 29%, lo que supone 500.000 toneladas de aceite de oliva.

En cuanto al perfil del consumidor, lo consumen más el sexo femenino que el masculino, aunque no con mucha diferencia, situándose respectivamente en un 50,8% y un 49,2%. Con respecto a las edades, a medida que la población es más mayor, en mayor porcentaje consumen el aceite de oliva, predominando de igual manera las personas con edades entre 50 y 65 años (30%) y los mayores de 65 años (35%).

En función de la estructura familiar, su consumo es mayor en familias de mediana edad con hijos (30%), seguido de familias monoparentales con hijos (20%). Aquellas personas que tienen un nivel de renta media-baja, consumen más aceite de oliva que aquellos que tienen una renta baja. Situándose el consumo en las personas que tienen una renta media en el 50% y una renta baja en un 30%, mientras que las personas con un nivel de renta alta consumen un 20%.

Con respecto al porcentaje de consumo de aceites de oliva según el nivel de formación académica, se nota de manera significativa, como aquellas personas que tienen unos estudios superiores (universitarios), consumen en mayor proporción el aceite de oliva con respecto a aquellos que prácticamente no tienen estudios algunos. Siendo un 40% de consumo de aceite para las personas que tienen estudios superiores, y un 15% para las personas sin estudios.

Según la tipología de aceites de oliva, el 54% consumen aceite de oliva virgen extra, seguido del aceite de oliva en un 33%. Por el contrario, solo el 1% consumen aceite de orujo de oliva. En función del envase, donde más aceite de oliva se consume es en el envase de cristal (97%), siendo insignificante el consumo en PET (2%) y en lata (1%). El uso del aceite de oliva en Italia predomina en crudo (40%), para cocinar un 30%, mientras que más o menos se iguala para asar (16%) y freír alimentos (14%).

En función del establecimiento donde se adquiere el aceite, se iguala con un 30% la adquisición en los supermercados y otros establecimientos como almazaras, envasadoras, bares y otros puntos de venta.

Además, en Italia, el 63% de las personas que consumen aceite de oliva lo hacen dentro de sus propios hogares, el restante 37% fuera del hogar. Fuera del hogar los establecimientos donde predomina este consumo son en colectividades (30%), seguido de hoteles, bares y restaurantes (20%), y donde menos se consume es en industria conservera e industria de transformación alimentaria (15%).