Una de las obras del célebre escritor Julio Verne, precursor de la ciencia ficción y de la novela de aventuras, relata en viaje al centro de la tierra, como Axel, junto con su tío Otto, un prestigioso profesor de mineralogía, se adentran en una odisea y singular aventura que les llevará al centro de la Tierra.

Para ello cuentan con las indicaciones que les ofrece el pergamino de origen rúnico y con la ayuda de Hans, un cazador profesional de eiders.

Desde Islandia, emprenden el viaje, pasando por Reikiavik, donde se introducen por una de las chimeneas de un volcán, que les habría indicado el alquimista del pergamino.

Tras sorprendentes aventuras y desafíos consiguen adentrarse en el cráter y descender miles de leguas hacia su interior en búsqueda del centro de la Tierra. Atravesarán pozos, cavernas, túneles, inclinadas pendientes de lava seca, tempestades y huracanes que les llevaran a conocer bosques de hongos, esqueletos de la era cuaternaria, monstruos marinos e infinidad imágenes inimaginables.

Será la erupción de un volcán la que provocará que emerjan del cráter a través de su orificio y los lleve a un lugar desconocido.

Atónitos por la claridad que llevaban meses sin experimentar y el calor sofocante de sus cuerpos semi desnudos, pudieron divisar que en la base de la montaña donde habían aterrizado, estaba cubierta de ricos árboles entre los que se distinguían, aceitunas, higos y vides cubiertas de sus deliciosos racimos morados.

En búsqueda de su supervivencia, decidieron alejarse del cráter del volcán y adentrarse en el encantador y apetecible bosque que se vislumbraba desde la lejanía, en búsqueda de víveres. No solo pudieron satisfacer su necesidad de alimentación, si no, que describen, la sensación placentera de sentirse rodeado de un paisaje encantador lleno de olivos, granados y vides.

Una vez recuperados, y gracias a la presencia del olivo, lograron descubrir que se encontraban en la Isla de Stromboli, descubriendo así, que habían recorrido más de 3000 kilómetros por el interior de la tierra, viajando desde la región sombría y fría de Islandia hacia el corazón de la región más bella y cálida del mundo, que estaba rodeada de olivos.