En el Primer Libro de los Reyes, se nos describe la construcción del Templo de Jerusalén por parte del rey Salomón, alrededor del año 1000 a.C., según les directrices divinas. La madera del ciprés fue usada para el suelo, la madera de Olivo para las puertas y la de cedro para las paredes.

De igual forma, en el oráculo se colocaron dos Querubines (de 15 codos de alto, y alas extendidas con una longitud de 10 codos), de madera de Olivo y recubiertos de oro, para proteger el Arca de la Alianza. Una vez más, se nos muestra el olivo como símbolo sagrado de protección.

El Primer templo protector del Arca de la Alianza fue destruido en el año 586 a.C., reconstruido en el 19 a.C. y vuelto a destruir en el año 70 de nuestra era. Del templo de Salomón solo queda “el muro de las lamentaciones”, uno de los 4 muros que circundaban la edificación central donde se guardaba el Arca.

El Arca de la Alianza es el artefacto más sagrado y significativo para el judaísmo, el objeto más importante del panorama bíblico. Su historia inició hace más de 3.000 años.

Según la tradición judía y cristiana, este objeto era un cofre sagrado que estaba hecho de madera de acacia, revestida por dentro y por fuera con el oro más puro lo que simbolizaba la deidad de Cristo, a su alrededor tenía una moldura o reborde de oro, para facilitar la colocación de varas laterales para cuando era necesario trasladarla de un lugar a otro.

La tapa del Arca, llamada “propiciatorio” (su significado al hebreo es “cubrir” como “hacer la expiación”), era también del oro más puro. Sobre el propiciatorio se colocaron dos querubines de oro macizo, uno de cara al otro, con las alas extendidas de modo que cubrieran ambos lados del propiciatorio. Toda esta descripción está situada en el libro bíblico de Éxodo, capítulo 25.