Bebida milenaria procedente de la antigua Grecia, es base de la alimentación en algunas culturas en época de celebraciones religiosas. Además, es una bebida sustitutiva de otras leches de origen animal. También era muy aceptada y extendida por sus propiedades de conservación, cualidad muy valorada en épocas antiguas. Son muchos los usos que se le asignan a la leche de almendra, pero alcanzó su máxima difusión y extensión, instaurada en todas las épocas y clases sociales, por sus innumerables beneficios para el cuidado de la belleza.

Relata la leyenda que Venus, conocida por ser la diosa del amor, la pasión, la juventud y la belleza, tomaba todos los días el “baño de la diosa”. Un baño en leche de almendras para así conservar la luz, sexualidad, fertilidad y belleza. Baño que realizaba en una piscina natural, que al entrar en contacto con la diosa Venus, se convertía en un líquido del color de la flor del almendro y del que emanaba un preciado olor a almendra fresca. Ritual con el cual conseguía alcanzar su plenitud y sentirse bella y en paz consigo misma.

Este relato fue pasando de generación en generación y de cultura en cultura, tal es así, que todas las doncellas de familias acomodadas repetían este ritual, llenando sus amplias bañeras de bebida de almendra para sumergirse y así conservar su belleza y mantenerse fértiles. La leyenda les aseguraba que al realizar este ritual conectarían con su energía femenina para conservar su belleza interior y exterior. Mientras que, por otro lado, las jóvenes de familias con menos poder adquisitivo, elaboraban cremas faciales a base de almendra, para cuidar su belleza.

Gracias a esto la leche de almendra alcanzó su máxima popularidad para el mundo de la belleza desde la antigua Grecia, manteniéndolo con el paso del tiempo. El mundo de la belleza actual ofrece una gran variedad de productos cuyo componente principal es la leche de almendra.