Un nuevo estudio publicado por Gillaume Besnard, un arqueobotánico en el Centro Nacional para La investigación científica en Francia, y basado en el análisis de 1.900 muestras, ha determinado que el primer cultivo de olivar de la historia tiene una antigüedad de entre 6.000 y 8.000 años. Se produjo en la frontera entre Turquía y Siria, y es la primera vez conocida en la que se cultivó por el ser humano olivos silvestres convirtiéndolos en domesticados, obteniendo un fruto menos amargo y de mayor tamaño, con más contenido graso
En este estudio se han descubierto diversos pozos de olivos con más de 6.000 años y con una clara evidencia de producción de aceite de oliva en Carmel, Israel.
Después de ese primer cultivo, las aceitunas domesticadas y el aceite de oliva virgen extra obtenido de ellas, de hoy en día provienen principalmente de tres puntos de acceso: Oriente Próximo, el Mar Egeo y el Estrecho de Gibraltar. A partir de ahí se fueron extendiendo gradualmente por todo el Mediterráneo con el auge de la civilización.
Para alcanzar estos resultados se analizaron más de 1.300 olivos silvestres y más de 600 domesticados, donde a partir de su ADN encontrado en ellos, se ha podido reconstruir un árbol genético y desentrañar la expansión del olivo como cultivo doméstico y la consecuente explotación de su aceite de oliva virgen extra de manera comercial. No olvidemos que fue la base del comercio y expansión en los tiempos antiguos.