Monji MSALLEM Doctor en Olivicultura desde 2002, Director de Investigación Agrícola, profesor emérito desde 2018. Comenzó su carrera profesional en 1983 como investigador en el Instituto del Olivo (Túnez). Realizó muchas misiones internacionales de desarrollo de la oleicultura con la FAO, el COI, la OADA, el ACSAD y el ICARDA. Es jefe de los Organismos Ejecutivos de proyectos internacionales (COI/CFC), Coeditor de catálogos nacionales e internacionales de germoplasma de olivos. Autor de más de 100 artículos científicos y técnicos. Jefe del equipo nacional del programa del olivo. Miembro del Comité de Estrategia del Olivo de Túnez. Consultor internacional para proyectos de Olivicultura en diferentes países. Actualmente consultor permanente del proyecto olivarero NADEC en Arabia (5 millones de olivos orgánicos en SHD y la mayor fábrica de Oriente Medio (1250 tn/día).

Había un viejo proverbio que decía,

«Ellos plantaron, nosotros comemos; nosotros plantamos, ellos comerán».

Para ilustrar la longevidad del olivo que ha sido cultivado durante generaciones. El olivo ha sido tradicionalmente un cultivo de secano longevo que se adapta bien al clima mediterráneo. La expansión del cultivo fue lenta con el uso de material vegetal seleccionado localmente, basado en criterios relacionados con la rusticidad y el volumen del árbol. Las plantaciones se realizaron en colinas o zonas montañosas y permitieron valorizar zonas marginales en las que ningún otro cultivo habría podido sobrevivir. El conocimiento popular concibió técnicas para la protección y conservación del suelo. La plantación era exclusivamente extensiva en zonas de secano con bajas densidades. El sector olivarero proporcionó empleo a millones de familias, especialmente en la recolección de aceituna. Los rendimientos eran bajos e irregulares. Predominaba la tecnología empírica y la baja inversión.  El procesamiento se orientaba principalmente al rendimiento del aceite y muy poco a la calidad que aún no exigían los consumidores. El consumo se limitaba a la cuenca del Mediterránea, con una fuerte competencia de los aceites de semillas. Además, había una ausencia total de integración en todas sus formas.

Opinión sobre la situación actual del sector

Hoy en día, la mejora de los sistemas de cultivo se ha convertido en una necesidad en vista de la migración humana del campo a la ciudad y de la agricultura a la industria y el turismo. Así, se ha iniciado la reestructuración de varios olivares en el mundo con una orientación hacia la intensificación y el aumento de las zonas de regadío y la mecanización de la cosecha como resultado de varios programas de investigación y transferencia de tecnología en la agronomía y la producción de aceite. Además, el aceite de oliva se considera un importante producto agrícola para la salud y su consumo ha aumentado constantemente con una mayor demanda de parámetros de calidad. Así pues, se han mejorado los rendimientos y se está desarrollando cada vez más la explotación de la diversidad genética y el cultivo del olivo, con una tendencia hacia los aceites monovarietales envasados. El sector está evolucionando en la dirección de la cadena de valor, con una integración horizontal y vertical y la aparición de un espíritu empresarial, en particular en el sistema hiperintensivo. El olivo se cultiva, produce y consume actualmente en todas las regiones del mundo. En los nuevos países la noción de cadena de valor se tiene en cuenta en el montaje de los proyectos de olivicultura y los promotores estudian sus planes de negocio mucho antes de embarcarse en los proyectos y, por consiguiente, disponen de varios activos para convertirse en una potencia olivarera gracias a la disponibilidad de enormes superficies de tierras y reservas de agua que pueden atraer a muchos inversores en las cadenas de valor del aceite de oliva y de la aceituna de mesa y producir calidad con un costo de producción competitivo.

Es previsible un nuevo reposicionamiento en los próximos años y la llegada de nuevos dragones.

Queda mucho trabajo de promoción por hacer para aumentar el consumo y absorber la futura producción abundante en los próximos años.

Monji MSALLEM