Ámsterdam, capital de los Países Bajos y una de las ciudades más grandes del país con gran proyección internacional, tanto financiera como cultural, es una ciudad con clima moderado debido a la influencia el Océano Atlántico, con inviernos fríos, imperando los  días con temperaturas bajo cero, con veranos cálidos y pluviometría moderada.

Ámsterdam, la también llamada Venecia del Norte, con su más de 100 kilómetros de canales y más de 1500 puentes que los cruzan generando más de 90 islas en la ciudad.

Otra peculiaridad reside en su sinagoga portuguesa, la sinagoga sefardí más antigua de Holanda, construida en el siglo XVII que evoca la importancia y resplandor de la edad de oro holandesa.

En la plaza principal de la sinagoga, hay plantados 25 olivos centenarios de origen español, probablemente de la Sierra de Segura, como reconocimiento al simbolismo que representa el olivo en el judaísmo.

Con la llegada del invierno, a estos centenarios olivos se les practica un ritual de cierre que consiste en envolver los olivos con un plástico enorme amarillo, en el que, el olivo símbolo de referencia bíblica de gran importancia para el pueblo judío, se asemeja más a unas setas gigantes o a grandes globos de aire caliente que a su propia imagen de cultivo.

Esta práctica se realiza con el mero fin de proteger al olivo frente a los inviernos fríos de la ciudad holandesa, sus fuertes rachas de viento y nevadas, asemejando este hecho a los fundadores españoles sefardíes de la sinagoga que al igual que los olivos, tuvieron que adaptarse del clima cálido Mediterráneo español al sombrío clima de Ámsterdam.

Estos olivos que contribuyen a dar a esta plaza un enfoque ético, paisajístico y de sostenibilidad, es también un emblema y un monumento que evoca la similitud de la capacidad de supervivencia y adaptación que mantiene en común el cultivo del olivo y el pueblo judío.

Una vez más, el olivo, es participe del simbolismo entre culturas, religiones y civilizaciones prosperando en todos los rincones del planeta como símbolo de unión, fortaleza y sostenibilidad, estando presente, aún cuando no arraigado, en más de 90 países como árbol emblemático, y capacidad de adaptación, en este caso ayudado por la conducta humana.