Las indudables cualidades del aceite de oliva son conocidos y valorados por todos los pueblos antiguos conocidos. Desde que Atenea nos lo regalara, ha convivido entre nosotros expandiéndose por todo el mundo.
En la época de los pueblos bíblicos se usaban muchos tipos de aceites, cada uno con sus propios beneficios, pero el aceite de oliva era consumido de forma independiente o como base para la composición de otros, potenciando sus cualidades.
El aceite de oliva, presente en la biblia a lo largo de la vida de Jesús, probablemente lo acompañara desde su nacimiento, ofrecido por los Reyes Magos, hasta sus últimas horas, en el huerto de los olivos de Getsemaní.
Los productos más valorados en aquella época eran: mirra, aceite de oliva, incienso, cedro, cassia, cálamo aromático, gálbano, onycha-styrax, nardo, hisopo, mirto y sándalo.
Metafóricamente en la redacción de la biblia se escogieron oro, incienso y mirra por representatividad, pero realmente por su utilidad, según estudios recientes, uno de ellos fue muy probablemente aceite de oliva.