Tomiko Tanaka licenciada en Marketing, realizaba tareas profesionales en Japón, hasta que decidió apostar por cambiar radicalmente de vida. Su destino, Sevilla. Llegó para aprender español, pero  pronto encontró en Andalucía su gran pasión: el aceite de oliva. Hoy es una experta catadora de este producto. En 2006 formó CREAPASION, un sitio web y un lugar de negocios, luego de finalizar el curso de Experta de Cata de Aceite de Oliva en la Universidad de Jaén.

Durante este tiempo ha ampliado sus conocimientos mediante la adquisición y absorción de las experiencias de degustación, productores y consumidores además del cultivo (Curso Superior de Olivicultura, IFAPA, Córdoba). Hoy es una referente tanto en el análisis sensorial, cualificación y calificación global de aceites de oliva virgen extra a través de la aplicación de las mejores prácticas de cultivo, cosecha, y producción. CREAPASION colabora con los productores para desarrollar productos que puedan satisfacer las demandas de compradores internacionales que exigen ciertas especificaciones, aspectos organolépticos, o composiciones, que sean atractivas para cocineros, consumidores y clientes de Japón. Nos da un panorama de la actividad olivícola, el consumo y las características del público en ese mercado de este producto estrella.

La olivicultura en Japón se remonta a más de 110 años. A principios del siglo XX, el Ministerio de Agricultura y Comercio plantó olivos en 3 prefecturas: Mie y Kagawa (en la isla de Shodo) y Kagoshima con el fin de suministrar aceite para la industria de conservas de pescado. El único lugar donde crecieron fue en la prefectura de Kagawa donde hoy se concentran olivar e historia. Actualmente la superficie cultivada es de 150 hectáreas. Allí se plantaron unas 20 variedades y el 70% de los olivos son de la variedad Mission, traídas de Estados Unidos. Esta isla lidera el cultivo y la elaboración de AOVE en Japón. De hecho, se encuentra el centro “Shozu Olive Research Institute” donde se investiga sobre el cultivo y el aceite de oliva, además de tener un panel de cata reconocido por el Consejo Oleícola Internacional. Se han desarrollado dos 2 variedades nuevas: Ka-Oli No.3 y Ka-Oli No.5 que los olivicultores empezarán a cultivar a partir de marzo 2021.

El cultivo se está expandiendo en el país hacía norte, a la ciudad de Iwaki (37º02’00”N140º53’00”E) con una temperatura media de 13,3º y precipitación media anual de 1369 mm. También existen olivares cerca de Tokio.

El olivar más importante está en la prefectura de Kanagawa, propiedad de la empresa “Farm Village Shonan Co., Inc” https://www.farmvil-shonan.co.jp/ del conglomerado Shonan Landscape Co., Ltd. Fundada hace 98 años se inició en la jardinería de flores, especialmente rosas, y ahora se dedica a arquitectura y paisajismo. El actual presidente Sr. Kiyoshi Makabe es la tercera generación en la dirección. “Farm Village Shonan Co., Inc” se fundó en 2015 como subsidiaria para promover el cultivo del olivo incentivada por medidas de promoción regional. Poseían una gran extensión de tierra, y para darle un uso efectivo, ya que el olivo era muy popular en Japón, iniciaron el cultivo para uso ornamental en jardinería. Además el riesgo de inversión inicial fue bajo. Asociado a la difusión de sus cualidades saludables, aumentó el interés en la sociedad japonesa y las ventas de aceite de oliva empezaron a incrementarse.

La zona donde se cultivan olivos es un área cálida frente a la bahía con gran riqueza de productos marinos. El objetivo empresarial es que el aceite esté en armonía con los productos locales y el pueblo costero.

El consumo está aumentando en concordancia con la concientización en desarrollar una vida saludable, que se da mayormente en las generaciones jóvenes que lo han aceptado con gran gusto. En comparación con países productores de otros continentes, la superficie cultivada es relativamente muy pequeña y la actividad no es competitiva, sin embargo, debido al desarrollo regional a largo plazo y la revitalización de la agricultura, que es de interés social en Japón, el olivo se considera muy apto aunque necesite tiempo para desarrollarse. Hay muchas tierras abandonadas en esta zona que por su aptitud pueden ser destinadas a la olivicultura para contrarrestar esta situación. Últimamente ha aumentado el número de olivicultores, que desean asociarse y expandirse, desarrollando y valorando sus marcas y el consumo de aceite de oliva, participando en exposiciones difundiendo sus productos locales, el aceite, además del oleoturismo.

Dada la pequeña dimensión de la actividad a nivel nacional es vital la organización de los productores para ayudarlos a resolver problemas fitosanitarios, control de plagas, manejo del cultivo y contrarrestar las inclemencias climáticas como tifones, además de capacitación profesional.

En la isla de Shodo, se encuentra la mayor superficie cultivada, 5,5 hectáreas a 202 metros sobre el nivel del mar, con un marco de plantación de 5 x 5, en secano y 13 variedades, siendo las más numerosas. Mission, Arbequina, Picual y Koroneini. En 2019 se produjeron 2 toneladas de aceitunas y 110 litros de aceite. Las enfermedades y plagas son las típicas del clima húmedo y lluvioso (aceituna jabonosa, repilo, fumagina, gorgojo y polilla del olivo).

El conglomerado J-OIL MILLS, INC situado en Tsurumi-ku, Yokohama City, prefectura de Kanagawa, dedica sus actividades a la importación de aceites de oliva con una participación en el mercado de más del 20%. Las empresas que lo integran se han consolidado, aportando su propio “know-how” en el segmento de los aceites vegetales, ofreciendo productos alimentarios seguros y protegidos que satisfacen las diversas necesidades de sus clientes. En los últimos años han plantado a modo experimental, tanto del cultivo como la composición de los aceites, una pequeña superficie en secano (media hectárea) 100 olivos de 21 variedades: Picual (30), Lucca (20), Koroneiki (20), Lecchino (3), Coratina (3),  Correggiola (2), St.Catherin (2), Moraiolo (2), Rosciola (2), Misión (2), Hojiblanca (2), Nevadillo Blanco (2), Arbequina (2), Barnea (1), Barouni (1), Jumbo Kalamata (1), Hardy’s Mammoth (1), I-77 (1), Areccuzzo (1), South Australian Verdale (1) y California Queen (1). Actualmente producen 200 kg de aceite, esperando llegar a 3 toneladas en cinco años. Su objetivo es contribuir al desarrollo del cultivo teniendo en cuenta además su experiencia en evaluación sensorial y análisis fisicoquímico, la tecnología de almacenamiento y embotellado, y una amplia red de ventas. Además, a través del cultivo y la investigación, se han propuesto mejorar la calidad del producto en Japón, y aprovechar eficazmente la almazara en el área de cultivo con el fin de promover la revitalización regional. El aceite obtenido hasta el momento es complejo, delicado y suave, con notas frutales y ligero amargo y picante, que esperan sea aceptado por el público y combine bien con dieta japonesa, Washoku.

Hace 30 años el consumo anual per cápita era 3 gramos siendo actualmente de 600 gramos. Este aumento se originó por la difusión del producto, al cual inicialmente nadie conocía, sin embargo, por la presencia del aceite de oliva con mucha frecuencia en programas de cocina en televisión, entre otros factores, se ha impuesto su uso en muchos tipos de platos no mediterráneos. Los promotores del producto pretenden que el olivo y aceite de oliva sean una parte de cultura japonesa como la salsa de soja, miso (soja fermentada) o sake. Además la cultura del olivo e historia ancestral han fascinado a la población y consumidor. Viendo el país en general, todavía falta mucho por transmitir. El consumo en Japón depende mayormente de las importaciones que en el último año fueron de 70 mil toneladas, y no se conoce la actividad ni a quienes los desarrollan,  buscándose revertir esta situación para fomentar el cultivo y el aceite en el futuro.