Arquímedes está considerado “el maestro” o “el sabio” entre los grandes científicos y matemáticos de la antigüedad, comparado con Newton y Gauss.

Arquímedes, el cual siempre estaba absorto en sus pensamientos hasta el punto de olvidarse de comer, utilizaba cualquier medio disponible para plasmar sus diseños, bocetos y teorías, ante la falta de papel de la época. Era conocido el uso de polvo, cenizas… en superficies lisas para poder elucubrar de forma escrita. En muchas ocasiones, tras el baño, usaba su propio cuerpo como lienzo, aplicando Aceite de Oliva, estando horas y horas repasando, recalculando y garabateando sus hipótesis, que con frecuencia acababan con el rango de teoría.

Todo ello según su biógrafo y estudiosos John Tzetzes, prestigioso escritor y estudioso famoso por escribir las memorias del genio con el título, Arquímedes vivió 75 años.

Una de sus obras, la que le otorgó la fama durante su vida, es el “Rayo de la Muerte”. Un artefacto a base de espejos que consigue proyectar un potente haz de luz solar capaz de incendiar un barco. Esta curiosa arma, probada su eficacia en 2005, ayudó a su amigo el Rey Hierón II de Siracusa a mantener a raya la invasión romana durante 2 años, la cual finamente cayó en la Segunda Guerra Púnica.

Otro de sus grandes inventos fue el “tornillo de Arquímedes” que utilizó originariamente para achicar agua del barco que construyó para el Rey, el cual podía transportar a 600 personas, siendo el más grande de la época; así como para elevar agua a diferente nivel. Este invento, de hace 2300 años, ha revolucionado la industria extractora del aceite de oliva en los últimos 50 años, al utilizarse en los Decanter y en los diferentes sistemas de transporte de masa y aceites mediante “tornillos sin fin”.

Por ello podemos decir que el Aceite de Oliva ayudó a Arquímedes en sus estudios que lo elevaron al máximo nivel de su disciplina, y el «sabio», agradecido, ha mejorado los sistemas de producción de este preciado líquido.

Notas biográficas

Arquímedes nació en el año 287 a C, en el puerto de Siracusa, en Sicilia. Estudió en Alejandría. La mayor parte de la vida de Arquímedes transcurrió en Sicilia, en Siracusa y sus alrededores, y la dedicó a la investigación y los experimentos.

Arquímedes murió en el 212 aC durante la Segunda Guerra Púnica, cuando Siracusa fue capturado por las fuerzas romanas después de un asedio de dos años. Según diferentes historiadores, fue asesinado por un soldado romano que le encontró dibujando un diagrama matemático en la arena. Dicen que Arquímedes estaba tan metido en las operaciones que ofendió al intruso al decirle: «No desordenes mis diagramas».