España se enfrenta a una campaña de entre 1,55 y 1,70 millones de toneladas, todo ello en función de la climatología, pluviometría y demás circunstancias que rodeen la misma; con una producción mundial de aproximadamente 3,1 millones de toneladas, debido fundamentalmente a la caída productiva de Italia, Grecia, Portugal y Túnez, todo ello, con un entorno de consumo que empieza a repuntar y que por primera vez en la historia superaría a la producción en entornos superiores a los 3 millones de toneladas.

A tal ambiente endógeno, y propio del sector se le suman otros factores, tales como los aranceles de Estados Unidos, la reforma de La Ley de Cadena de Valor, los preceptos en materia de la Ley de Morosidad, La reforma de La PAC, o el COVID, entre otros.

Si nos atenemos al último de los puntos, el COVID,  ya se tiene en la olivicultura cierta experiencia en este entorno, pues la campaña del Hemisferio Sur se ha desarrollado en este ámbito, y no ha afectado en exceso, todo ello debido a que la olivicultura que caracteriza a dicho hemisferio, se basa en grandes latifundios aislados de los núcleos rurales, que pueden ser plenamente autónomos, y con amplia autonomía de convivencia, lo que ha hecho que los efectos sean mínimos en cuanto a contagios, además la mayor parte del olivar es moderno.

Sin embargo, el Hemisferio Norte, se caracteriza por explotaciones más pequeñas, cuya convivencia se hace en los núcleos urbanos, y con una interacción entre personas mucho mayor, y por consiguiente un riesgo de contagio bastante más elevado que en el Hemisferio Sur, además, la mayor parte del olivar es tradicional.

En la actualidad la ausencia de grandes cantidades de virgen extra en todo el planeta, ha hecho que el precio de este repunte, orientando a los agricultores a obtener dicha categoría anticipando la campaña, lo que igualmente ha hecho repuntar el lampante, por la demanda de este para refinerías, y la potencial ausencia de tal categoría esta campaña, al menos hasta mitad de enero, si todo se desempeña como está previsto.

De producirse incidencias por el COVID, se pospondría la eficacia en la recolección por falta de medios, lo que haría crecer aun más los precios de los vírgenes extra, y los lampantes,  por potencial desabastecimiento, y a la postre generaría una apreciación mayor en los vírgenes extra, y una caída de los lampantes, pues la campaña daría un giro hacia una mayor proporción en la obtención de lampantes, todo ello hablando de tendencia de precios, sin realizar valoración de los efectos perniciosos que tendría en la sociedad, renta, etc., no obstante, nos parece adecuado siempre tratar de conocer y evaluar todos los potenciales escenarios.