Una vez decidido que se va a crear o cambiar la orientación estratégica en una organización o institución, existen determinados pasos que resultan de vital importancia:

  1. Por un lado, es fundamental analizar nuestra posición en el entorno, de forma absoluta, y del mismo modo en referencia con nuestros más inmediatos competidores.
  2. Del mismo modo, es estrictamente necesario saber de forma minuciosa la situación que opera en el entorno, así como, cuál será la posible tendencia de evolución dentro del mismo.
  3. Otro de los factores importantes, es tener en cuenta como podría afectar una medida o acción desarrollada por nuestra organización al resto de competidores, y al entorno. Ello manifestará la influencia, y capacidad con que contamos ante cualquier cambio de contexto o imprevisto.

Todas estas medidas son de vital importancia a la hora de determinar nuestro plan operativo, o estratégico en su caso, acciones, políticas, ejes, etc.

No obstante, existe una información analítica previa que es la piedra angular en la toma de decisiones estratégicas, tanto actuales, como futuras, esta es la Contabilidad por Áreas de Negocio o Contabilidad Analítica.

La Contabilidad por Áreas de Negocio nos manifiesta los estados financieros que cada una de las distintas áreas de actividad manifiesta durante, y a la conclusión del ejercicio económico, por tanto, se trata de una información dinámica, una basada en el patrimonio, el balance, y otra en la evolución de negocio, la cuenta de resultados.

La cuenta de resultados por área de negocio nos proporciona, cuál es la salud financiera de dicha área, necesidades, evolución, tendencia, etc. Con lo cual dispondremos de la información necesaria para potenciar dicha actividad, optimizar, incrementar, diversificar, o en su caso cesar la misma por razones obvias de resultado. Aunque en ocasiones, existen áreas no rentables, que por su valor estratégico, aportan un valor especialmente elevado, tanto desde el punto de vista integral, para el conjunto de la compañía, como patrimonial, sobre la base del futuro estratégico diseñado a tal fin para la compañía.

En conclusión, ningún plan estratégico ha de ser diseñado sin que de forma previa se tenga la información analítica, tanto patrimonial, como de resultados de la organización, de este modo cada una de las acciones, ejes, estrategias y políticas resultarán más adecuadas y eficaces en su aplicación, diseño y desarrollo.

 

En otras palabras, los estados analíticos o por áreas de negocio resultan ser los raíles cuantitativos sobre o a través de los cuales discurre y evoluciona un plan estratégico, u operativo y por consiguiente, no solo es de vital importancia, sino capital para este desempeño.