El colibrí, es un ave que en muchas regiones y culturas se conoce como mensajero y guardián del tiempo. Y es que, si por algo se caracteriza este pájaro, es por el movimiento de sus alas, 80 veces por segundo, esta amplitud puede aumentar hasta 200 si el colibrí está cortejando a la hembra, llegando a alcanzar una velocidad de 90 km/h y poder frenar al instante. Tienen el mayor metabolismo natural de todos los animales en el mundo, ingiriendo hasta 3 veces su peso corporal en comida al día, necesitan ingerir azúcar cada 10 o 15 minutos, ya que su estilo de vuelo le requiere un gran consumo de energía.

Todas estas singularidades, han auspiciado el interés de numerosos investigadores que premian descubrir el modo de vuelo de esta ave. Se ha demostrado que el colibrí tiene la habilidad de mantenerse en el aire por períodos de tiempo muy largos para ayudar a compensar la debilidad en sus piernas. Sus alas son muy fuertes y están muy bien diseñadas, capaces de compensar todas las inclemencias a las que se enfrenta en su vuelo.

Otros estudios han demostrado que el desempeño aerodinámico de los colibríes es muy similar al del rotor de un helicóptero, sólo que los animales son un 27% más eficientes, lo que ha tenido una gran influencia en los diseños modernos de helicópteros.

Todos estos descubrimientos se han obtenido gracias a ingeniosos experimentos que han logrado captar los detalles las habilidades del vuelo de esta ave. Uno de los mas curiosos es el que se basó en una técnica de visualización inusual, que consistía en introducir el colibrí  por un lado de una caja de plástico transparente, dotada de cámaras militares de alta velocidad, laser y el producto estrella, el AOVE.  Se lanzaba agua azucarada por el lado opuesto por el que se introducía el colibrí, este en búsqueda de alimento, agitaba rápidamente sus alas, volando a través de una niebla de partículas de aceite de oliva vaporizado iluminadas con láser, mientras que la cámara capturaba las imágenes a una velocidad de 1000 fotos por minuto. En las fotos se apreciaba el AOVE como puntos luminosos sobre un fondo oscuro que un programa analizaba el movimiento de las partículas de aceite para determinar el flujo de aire y la fuerza aplicada por las alas del colibrí.

La fusión de ciencia, investigación y AOVE nos revela los secretos y misterios que la naturaleza esconde, y es que este líquido viscoso, además de aportar unas cualidades inmejorables es precursor del avance y el desarrollo.