En el Mar Interior de Seto, situado en el sur de Japón, se encuentra la isla de Shodo, la  segunda isla más grande de este mar, que cuenta con una superficie de 170 km2. Lo más característico de esta isla es que por su enclave y localización, goza de un clima muy similar al clima mediterráneo, con inviernos suaves y veranos calurosos, lo que ha permitido que esta singular isla, se especialice en el cultivo del olivo.

La isla cuenta además con la presencia de las famosas gargantas de Kankakei, en las que se aprecia los relieves maravillosos que la erosión ha tallado sobre las rocas que las conforman, pero lo que realmente es singular en ella, es su jardín de olivos.

A comienzos del siglo pasado, se intentó introducir el cultivo del olivo en el país de Japón, adaptándose y sobreviviendo el cultivo solo en esta isla, que a veces es denominada Isla Olivo. En ella habitan 32000 habitantes que gozan de los 2000 olivos de la variedad Mission, que florecen cada primavera.

Este hecho, ha popularizado a la isla, que recibe anualmente muchos visitantes para poder asombrarse de las vistas que este jardín de olivos del país Nipón ofrece.

Japón, en su conjunto, es un país que se ha interesado y se interesa por la cultura del olivo y de su AOVE, pese a que no goza de un clima adecuado para la propagación de su cultivo, cada vez, mas, olivos centenarios, de troncos retorcidos procedentes principalmente del sur de España ocupan su lugar en parques y jardines urbanos a lo largo de todo el país, representando la identidad que este cultivo ofrece.