Jorge PEREIRA, Doctor y Master en Ciencias, egresado de la Universidad de la República de Uruguay, desarrolla trabajos de docencia e investigación desde 1989. En 2005 como profesor de Genética de la Facultad de Agronomía, recibió la iniciativa de olivicultores Uruguayos para realizar una prospección y clasificación de germoplasma de olivo existente desde épocas inciertas. A partir de este momento, despertó la pasión por este cultivo y su producto estrella. Primeramente se especializó en técnicas morfológicas y moleculares de identificación varietal de Olivos en 2011 en la Universidad de Córdoba (España) y obtuvo los diplomas de Técnico Superior en Olivicultura (2016) y Elaiotecnia (2018)  en IFAPA Córdoba y Jaén. El mundo de los aceites de Oliva, no escapó a su pasión y en 2012 realizó la certificación de Sommelier y Cata en el laboratorio de Facultad de Química, validado por el COI, donde entre 2013 y 2017 formó parte del panel de cata Uruguayo. Asesoró académicamente en la elaboración del Plan Estratégico de la Olivicultura Uruguaya en 2012. A partir de estas experiencias nacionales e internacionales, comenzó a investigar La Olivicultura Internacional, y en 2017 conjuntamente con Juan Vilar, presentan periódicamente sus análisis y perspectivas. En 2018 elaboraron la primera versión de “La Olivicultura Internacional: difusión histórica análisis estratégico y visión descriptiva” traducido en cinco idiomas y que ha sido requerido electrónicamente más en más de 100 mil oportunidades. Columnista de revistas especializadas en Estados Unidos, España, Argelia y editor internacional de Azeites&Olivais, primera publicación de América del Sur sobre la temática. Desde 2015 representa a Uruguay ante al COI en recursos genéticos de olivo. Ha participado como expositor en los eventos más importantes del mundo como EXPOLIVA, WOOE, O_LIVE en Jaén (2018) donde abordó la relevancia ambiental del olivo. Desarrolló la primera prospección y análisis de Olivos Centenarios de Uruguay, caracterizados genéticamente que se encuentran en el Banco de Germoplasma del INIA-Uruguay. Consultor Internacional en Olivicultura, Elaiotecnia, Análisis Estratégico y Juez de Concursos Internacionales de Aceite de Oliva. Una centena de contribuciones científicas en revistas arbitradas, referee científico internacional y apasionado de la olivicultura y su país.

Su consigna de vida es «Lo que siembro, lo recogen mis hijos y amigos. Que a ellos les llegue y alcance es el mayor de los logros de un profesional de la ciencia».

Cómo llega la Olivicultura a Uruguay?

El olivo originario de la cuenca mediterránea, salió de esa zona por primera vez, a principios del siglo XVI al continente Americano. Ahí comenzó la historia de este cultivo, desde el mar Caribe, hasta Alaska y Tierra del Fuego. En América del Sur, la dispersión ligada al hombre se dio a partir de Perú, donde fue cultivado exitosamente por primera vez, siguiendo dirección sur, por la costa del Pacífico hasta Chile. Luego de atravesar la Cordillera de los Andes, se establece en Argentina, y llega a la costa Atlántica, a Montevideo, actual capital de Uruguay a principios del siglo XIX. Inicialmente se utilizaba por clérigos españoles para las celebraciones religiosas y para alumbrado en algunas ocasiones. También hay indicios sin fecha de una introducción, por los portugueses, presumiblemente a mediados del siglo XVIII en Colonia del Sacramento. La climatología de este territorio situada entre los 30 y 35°de latitud sur resultaba favorables para el cultivo, aunque los suelos y tradiciones mayormente ganaderas no incentivaban su desarrollo, que se restringía a la periferia de algunos centros poblados de la costa sur. El poco aceite y aceitunas que se consumían venían de España, Italia o Portugal a pedido de inmigrantes de esas nacionalidades. Ya en el siglo XX, durante la guerra de España, se produce la llamada “crisis de las grasas” y la región comienza una política de sustitución de importaciones, fomentando el cultivo de productos no tradicionales. Esto se concretó en 1937 con la ley de fomento a la Olivicultura y el desarrollo del cultivo a escala comercial. Todavía se mantienen plantaciones realizadas por Europeos, en marcos de 10 x 10 metros y un Molino de Piedra. A fines del siglo XX, principalmente con el impulso de inversores extranjeros comenzó “La Olivicultura Moderna”, que actualmente se desarrolla en todos los departamentos del país, en una superficie aproximada de 10 mil hectáreas, mayormente situadas en la costa sur del territorio y en la zona de sierras más elevadas del país que no superan los 600 metros de altura. Las nuevas plantaciones siguen el modelo intensivo, con una decena de variedades, siendo Arbequina, Coratina, Frantoio, Picual las más numerosas.

Opinión sobre la situación actual del sector

Hoy en día, la buena tecnología disponible, tanto en el cultivo como en la extracción de Aceite de Oliva, permiten obtener un producto de excelente calidad. Existe una centena de productores en el país, 40 almazaras distribuidas homogéneamente en todo el territorio, lo que permite una excelente capacidad de procesamiento para llegar a la calidad de excelencia que se ha propuesto el sector olivarero Uruguayo. Con los hábitos alimenticios establecidos desde hace siglos en el país, más las campañas de difusión de las bondades culinarias y saludables del producto, se ha llegado a un consumo promedio de 0,5 lt/aceite/persona/año. Sin encontrarse entre los países más consumidores del mundo, a nivel regional destaca la dimensión del mercado nacional que apenas supera una población de tres millones de habitantes y que en los últimos años se ha ubicado en ese rango.