En los estertores del año 1973 y por la presión generada por las noticias de un posible cierre de las Universidades por motivos políticos y por los incipientes dolores de parto de un pronto alumbramiento de la guerra sucia en Argentina ,fui impelido a dar un último envión a la finalización de mi carrera universitaria. Recibido ya y con un panorama incierto desde el punto de vista laboral bogué por distintas actividades afines al perfil de lo que había seleccionado como profesión pero sin visos de una constancia en el tiempo que me diera cierta tranquilidad y proyección futura. De pronto llegó la propuesta de un ex profesor de Procesos Industriales (Ing. Orlando Arpesella Q.E.P.D) preguntándome si me interesaba trabajar con una empresa Alemana de centrífugas llamada Westfalia Separator.

Esta propuesta simple fue la bisagra de mi futuro profesional ya que comencé como agente para el Norte Argentino atendiendo básicamente el mercado citrícola, lácteo y azucarero. Luego vino la propuesta de estar 15 días por mes en Buenos Aires y los otros 15 días recorriendo el país atendiendo todos los sectores: aceites vegetales, rendering, almidones e iso jarabes, química, jugos de frutas y vinos, levaduras y alcohol, etc.
Sólo me tropecé con el sector olivícola al visitar en Córdoba el área de Traslasierra y algunas viejas almazaras en las provincias de Mendoza y San Juan. Dado que el mercado mayoritariamente estaba en la zona central del país, la tercera propuesta fue: “Pues vente con tu familia a vivir Buenos Aires y trabaja en relación de dependencia con Westfalia Separator Argentina S.A.”

Así lo hicimos, vendimos nuestra casa en Tucumán y compramos en Martínez, Provincia de Buenos Aires. Nuestra vida trashumante no concluyó allí ya que luego de cuatro años de estancia en Buenos Aires, llegó la quinta propuesta y mudanza incluida: “Abrir la filial en Chile”. En Septiembre del año 1990 hicimos cabecera de playa con mi esposa en la búsqueda de colegios y de vivienda. No habiendo convenio cultural homologado ente ambos países vecinos e hispanoparlantes mis hijos debieron estudiar, sólo por única vez, el idioma Francés para dar la prueba de admisión al sistema escolar Chileno. Luego en 1992 abrimos la filial Peruana empujados por el boom pesquero en ambos países pero la debimos cerrar en el año 1997 por las dificultades acaecidas en este cambiante mercado, quedando como agentes nuestros ex empleados.
Mi carrera en el Grupo finalizó con mi retiro el 31-07-2017 habiendo llegado a ocupar el cargo de Gerente Regional para LatAm de Gea Westfalia Separator GmbH

¿Cómo era el sector olivícola?

El contacto directo con el sector en Chile fue en los albores del nuevo siglo. En un sector con raíces en la época colonial con variedades principalmente de mesa en la zona Norte del país: Valle de Azapa en Arica y en la zona de Tarapacá. Allá por el año 2001 y debido a un interregno con Argentina por la salida de su gerente Alemán cerramos con el grupo farmacéutico Roemmers la almazara San Juan de los Olivos en la provincia de San Juan y luego con la compañía Láctea La Serenísima la almazara Promas en la provincia de La Rioja, siendo estas las primeras instalaciones en Argentina que respondían a un Plan de Diferimiento Impositivo por 10 años propiciado por el Gobierno de turno. En Chile en el año 2002 tomamos la primera orden en Chile en la localidad de Los Maquis-Pelequén-VI Región con la firma Agroindustrial Valle Arriba.

El “efecto rebaño” (tan de actualidad) produjo una cascada de nuevas inversiones y de inversores neófitos de esta actividad. Grupos económicos e industriales de otros rubros pusieron la mira en ésta, para ellos, novel actividad. Quizás aquí radicó la gran diferencia entre los productores tradicionales, mayormente agricultores, y los nuevos actores con espaldas financieras más anchas y con un soporte ingenieril propio o de asesores extranjeros.

La tarea fue ímproba ya que no sólo se debía atender consultas sobre la línea de producción sino también sobre distribución de equipos, calidades de agua, arquitectura, tamaño de tanques de guarda, disposición final de residuos, etc.

Armamos un grupo de soporte técnico con dibujantes y proyectistas que no los tenían nuestros competidores y dando a nuestros clientes más por lo mismo. Esto nos afianzó como líderes y fue un sector al que atendí directamente, asistiendo a todas las reuniones de explicación, kick off meetings, etc. Pudimos instalar en Chile 18 almazaras de capacidades desde 20 a 600 Ton/d de molienda, incluso con fabricación local de algunos equipos. Nuestra experiencia trascendió las fronteras y vendimos equipos a países limítrofes. La meta fue la producción rentable de un producto de calidad y lo logramos.

¿Cómo veo el sector actualmente? 

La nueva administración del Grupo Gea consideró a este sector como un negocio de dudosa rentabilidad y lo sostuvo tan solo para mantener la ocupación productiva en un nivel adecuado.
Todo el equipo armado para atender localmente el sector fue desmembrado y la decepción de nuestros clientes se tornó en una resistencia a todo lo que significara la marca que tanto nos costó consolidar.
Esto fue terreno propicio para la irrupción de la competencia en un terreno ya permeable a estos avances técnicos, situación que se replicó en el sector vitivinícola , un mercado mucho más resistido a incluir centrífugas en su línea producción, dejando ya las tareas de convencimiento, pruebas gratis y visitas estériles a quiénes invertimos en su tiempo y nos reemplazaron, sin grandes inversiones, a la hora de la cosecha de los esfuerzos ajenos.

Hoy el sector está deprimido por los precios, grandes stocks debido a caída del consumo, prolongada sequía que parece revertirse este año.

No veo nuevas inversiones en nuevas almazaras en el mediano plazo, los posibles proyectos estarán limitados al mantenimiento o reemplazo de equipos.

Como me ejemplificaron en buen Chileno “Aceite de oliva es una pelea para perros grandes”, y muchos de estos perros están un tanto cansados de tan baja rentabilidad del negocio.

Estoy muy satisfecho con lo realizado y he sido reconocido por ChileOliva en el año 2018

Jose Alberto Corbella
CEO y fundador de Enthalpy Chile