En 1756 se produce la batalla de Menorca, en la que Francia y Gran Bretaña entran en conflicto bélico naval y terrestre para disputarse la isla del Mediterráneo occidental, Menorca. La victoria de los franceses hizo que la isla quedara en manos de estos hasta que en 1763 se la cedieron de nuevo a los británicos a cambio de las Antillas Francesas.

Durante su ocupación en la isla, los franceses descubrieron una salsa tradicional que se elaboraba en Menorca, algunos historiadores de la época la denominaban all-i-oil y se extendía y se utilizaba en el resto de la Corona de Aragón, surgiendo una nueva versión para los impacientes que espesaba antes mediante la aportación de un huevo.

Fue tal el gusto de los franceses que la divulgaron en la gastronomía francesa, se popularizó de tal manera, que se dio a conocer en el resto del mundo, ya que el afrancesamiento en la cocina era evidente.

Los franceses denominaron a esta salsa MAHONESA, en honor a la victoria contra los británicos en el Puerto de Mahón, un municipio menorquín, donde se encuentra el punto más oriental de España, situado en el Mediterráneo occidental, que ha sido participe de numerosas conquistas e incursiones comerciales de fenicios, griegos y turcos por su ubicación estratégica, estas incursiones serian las responsables de introducir el cultivo del olivo en la isla, y los lugareños de la zona de obtener y elaborar su AOVE, de matices frutados, suaves y con un ligero picor.

Este excelente AOVE lo emulsionarían junto con sal y huevos frescos dando origen a esta salsa, reconocida a nivel mundial, cuyo origen es español y lleva como bandera de identidad el AOVE menorquín. Mahon esa.