La elevada rentabilidad, la flexibilidad, y el cada vez más sencillo manejo de este tipo de cultivos, están llevando a los leñosos a ser explotados por agricultores tradicionales, y cada vez más debutantes, como se les denomina a las nuevas ‘family offices’, fondos financieros o grandes corporaciones con objetos sociales no vinculado al sector primario.

El primer seminario digital celebrado bajo el título ‘El cultivo leñoso permanente, una revolución agrícola’ en el marco del Foro Innoagro, proyecto puesto en marcha de IFEJA Ferias de Jaén, Juan Vilar Consultores e Interempresas Media, desgranó el por qué las empresas se fijan en el sector agrario, y concretamente en los leñosos permanentes, para realizar grandes inversiones.

Juan Vilar, analista agrícola internacional, puso en contexto a los asistentes explicando que actualmente la superficie que ocupan los leñosos permanentes a nivel mundial son 149 millones de hectáreas, de las cuales 73 son explotadas en regadío, con el 21% ocupado por la palma, el 16% por el olivar, seguido por el café con un 14,5%, viñedo un 10%, manzano con casi el 7% y el naranjo con cerca del 6%. “La mayor demanda de terrenos se está produciendo en países con estabilidad política, social y económica. El interés del ha supuesto que en algunos países se multiplique hasta por 4 veces el valor de la tierra en los últimos 15 años, a la vez que se han generalizado nuevas forma de negocio que ejercen su actividad, sobre el suelo, renting financieros, modelos de lease back, etc., dejando de ser importante lo que completa el tronco, dependiendo exclusivamente de 4 puntos: tendencia de precios y demanda, avances y facilidad de manejo, rango tecnológico de mecanización, y estado de evolución en que se encuentran la agroindustria vinculada a este tipo de cultivo”, considera Vilar

Brígido Chambra, CEO y fundador de Chambra Agrícola, explicaba que “los leñosos se han disparado en la última década en toda la Península Ibérica, y en especial el olivar y el almendro. En ambos casos nos encontramos casi en un 100% de mecanización, en un sector en el que, a pesar de la controversia, cuesta mucho encontrar mano de obra disponible”. Chambra considera que se trata de un nuevo “producto económico” que ha aportado mucho a la agricultura ayudando a los agricultores a acelerar los procesos de reconversión y modernización de sus explotaciones.

Miguel Ángel López, COO y socio fundador del Grupo IFSA, considera que “el aumento del ‘apetito’ del capital y de los fondos en el sector agro se debe a la aparición de estructuras profesionalizadas a través de las cuales vehicular las grandes inversiones. El común denominador a la hora de que estos inversores externos aprueben proyectos en el ámbito agrario a los que incorporarse es minimizar los riesgos. Una visión que no coincide normalmente con el agricultor tradicional, ya que este tipo de inversor está dispuesto a renunciar a una parte de la rentabilidad a cambio de la seguridad a largo plazo. Aquí un factor decisivo es, por ejemplo, el problema de la mano de obra”, explicó López.

Desde Balam Agriculture, su COO, Pedro Navarro, considera que a lo largo de estos últimos años se ha producido “la tormenta perfecta, gracias a unos bajos tipos de interés, la aparición consiguiente de nuevos nichos de mercado en los que invertir, y grandes bancos de suelos dedicados a cultivos oleaginosos con bajas rentabilidades”. Navarro considera que la actual tendencia no tiene freno gracias a las mejoras varietales y en la mecanización, y que en el mapa de las reconversiones ya están apareciendo con fuerza nuevos cultivos como el pistacho o el aguacate.

Respecto a como puede afectar la situación actual de inflación a las inversiones previstas, todos los panelistas coincidieron en que será mínima a corto plazo, y que solo si esa situación se mantiene en el tiempo podrían aparecer otras oportunidades de negocio que podrían ser más atractivas que la agricultura.

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