El genial y maestro arquitecto español, Antoni Gaudí, se inspiró desde su infancia en las formas de la naturaleza, le fascinaban los trabajos de construcción de las arañas, las formas de las conchas de los caracoles y la fortaleza de los troncos de los olivos y su rugosidad.

Su talento y su agudeza visual le permiten imaginar formas tridimensionales con la misma facilidad con la que se obtienen hoy día en los ordenadores.

La influencia del olivo se capta en la forma de las columnas de sus creaciones, las cuales son inclinadas, consiguiendo eliminar otros soportes externos. Dentro del parque Güell, construido por orden su mayor mecenas, encontramos varios ejemplares de olivos en sus más de 15 ha, junto a una importante variedad vegetal y construcciones que llevan la marca inconfundible del arquitecto catalán.

Siete edificios del genial arquitecto han sido incluidos  en la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO: Parque Güell, Palacio Güell, Casa Milá, Casa Vicens, la obra de Gaudí en la fachada de la Natividad y la cripta de la Sagrada Familia, la Casa Batlló y la cripta de la Colonia Güell.

Antoni Gaudí nació en 1852 en Reus, importante núcleo industrial de Tarragona. Fue el quinto hijo de la familia. Dos de sus hermanos murieron todavía niños y en su infancia sufrió un artritismo articular que le impidió caminar durante una temporada. Así, en lugar de jugar y correr por el campo, Antoni se zambullía en la naturaleza que le rodeaba.