En el sur de África, situada a 150 km tierra adentro de Maputo, han descubierto, una metrópoli que data de hace 200.000 años, considerándose la más antigua del planeta, Anunnaki, así llamada, consta de 150 mil hectáreas, aunque se piensa que originalmente pudo tener una extensión de 10.000 kilómetros cuadrados

Está formada por círculos concéntricos de piedra que solo puede divisarse desde el aire, y que gracias al paso de miles de años y a la erosión de su superficie, ha dejado al descubierto, uno de los grandes enigmas de la historia, el origen de ‘la primera gente’ la civilización más antigua que desarrollaron un conocimiento muy avanzado en diferentes materias, como lo es la energía.

Uno de los descubridores de esta metrópoli, Michael Tellinger asegura que esta «civilización» es una rotunda e indiscutible prueba de que los sumerios y egipcios adquirieron gran parte de sus hábitos y su conocimiento gracias a una cultura previamente desarrollada. que fácilmente podrían llegar a ser las personas que esculpieron la primera esfinge, el primer pájaro Horus, así como los que construyeron las primeras pirámides y un calendario de piedra exacto en el corazón de todo.

La naturaleza organizada de esta antigua comunidad, y una red de carreteras que la conectan, el desarrollo de la agricultura en terrazas donde se cultivaban olivos y frutales, y la prospección de minas, sugieren que la metrópolis fue el hogar de una civilización muy avanzada.

Como afirma Ilil Arbel en su libro Anunnaki Ultimatum: End of the time, ya entonces tenían un agitado comercio de aceituna de mesa y aceite de oliva, formando parte indispensable de la dieta de los mismos, así como de la economía de la civilización. 

Puede que la ubicación de esta metrópoli se deba a las numerosas minas de oro existentes en la zona.

La primera gente, no solo valorarían este mineral en su forma sólida, sino en su forma líquida, el AOVE, extraído de la aceituna de los olivos que cultivaban en terrazas, y que muestran algunos de los jeroglíficos y pinturas rupestres encontrada en la metrópoli, muestran como esta civilización de primera gente, recolectaba aceituna, y por ende producían, su preciado oro líquido, AOVE, estando presente en su dieta, aportando grasa saludable, capaz de nutrir a los mineros para la ruda labor de extraer oro.

Fuentes:

Books.google.es

Culturizando.com