El Ingeniero Agrónomo Esteban Santipolio (MP12566 del CPIA) es egresado de la FAUBA y tiene títulos de Postgrado en Agro negocios en FAUBA, Postgrado en Estudios de Desarrollo Rural en CERUR Israel, Curso de Elaiotecnia en  IFAPA Jaén-España, Postgrado en la UN Litoral en Agroecología. Miembro del CREA Olivícola San Juan desde 1997 a 2016, miembro del panel de Cata de Aceite de Oliva COI de la UCC desde 2002, miembro del Consejo Regional INTA Cuyo 2004/2008.Jurado internacional de Cata en Argoliva(2010-2019), NYIOOC(2013-2020), Finoliva-Brasil(2014),Nueva Zelanda 2018 y Sudoliva(desde 2017). Como gerente agrícola de la consultora CIASA, desarrollador de proyectos hortícolas y olivícolas por más de 10.000 hectáreas, vivero, agroindustria, envasado y comercialización de oliva en Argentina, Uruguay, Australia, Brasil y Turquía desde 1992 hasta 2018. Asesor de un proyecto olivícola de 1800 has en San Juan, Argentina (2017-2018). Asesor en Olivicultura Agroecológica. Miembro de Proyecto Familiar Tutuna, oliva varietal agroecológico y fitocosmética natural en base oliva. Miembro del Programa de Radio Por La Tierra.

Este artículo cuenta con la colaboración inestimable del Dr. Jorge Pererira

OLIVICULTURA EN ARGENTINA

Argentina llego a tener plantadas unas 100.000 hectáreas de olivo, de los cuales el 35% es en un marco tradicional y data de más de 50 años  y el resto , es decir unas 65.000 hectáreas de olivar intensivo, fueron plantadas en los últimos 30 años . Hubo un periodo de unos 15 años (1990-2015) donde las plantaciones se realizaron bajo un régimen de promoción impositiva, buscando cercanía con los olivares tradicionales ya que coincidieron que la promoción tuvo lugar en provincias tradicionalmente olivícolas como Catamarca, La Rioja y San Juan. Pero por falta de información básica de dominio público por un lado y por el otro un interés mixto entre plantar y diferir impuestos, se cometieron muchos errores. En las zonas, en las variedades y en la combinación de ambas. Pasado ese tiempo de recursos, plantaciones aprovechadas y perdidas, se clarificaron las zonas aptas. En esas zonas claramente aptas, se siguieron plantando olivos sin promociones ni incentivos fiscales, con buenos resultados productivos y varietales. Las zonas principales quedaron concentradas en Andalgala-Poman y en menor medida Tinogasta en Catamarca, Chilecito y en menor medida Aimogasta en La Rioja y el sur de San Juan al oeste de la ruta nacional 40. Estas plantaciones aplicaron y aprovecharon positivamente la experiencia acumulada, desarrollaron plantaciones importantes de centenas de hectáreas, con máximos de hasta 2000 has por unidad productiva con riego por goteo, integración vertical con o sin industria propia, altos rendimientos por hectárea, mecanización creciente en la cosecha y venta de aceites de oliva virgen extra (AOVE) mayormente a granel. Se estima que el desarrollo posterior a la promoción rondaría las 20.000 hectáreas, todas electro dependientes. En los últimos 5 años, donde el precio commoditizado del AOVE fue igual o menor que los promedios históricos por un lado y por el otro los aumentos o “sinceramientos” (así presentados) de precios del kilowatt para riego, complicaron muchísimo los márgenes brutos primarios pese a que, como dijéramos, hay alta integración vertical en la Cadena Olivícola de alta escala. Las variedades principales son con destino aceitero Arbequina, Picual y Coratina, y en los sistemas superintensivos (SI) Arbosana y algo de Koroneiki.

Por otro lado los olivos tradicionales son principalmente Arauco y los nuevos de mesa tienen la variedad Manzanilla. Que paso con ellos? Las manzanillas quedaron ubicadas en las zonas de Aimogasta, en Chilecito y en los Valles centrales de Catamarca y La Rioja. Los Arauco tradicionales (100 plantas por hectárea) mayoritariamente ubicados (70%) en la Provincia de Mendoza siguen produciendo principalmente aceituna de mesa y como segundo destino aceite de oliva. En muchos casos ligados al agroturismo, sus ubicaciones se ven amenazadas por el crecimiento de las ciudades y el riesgo es que la urbanización termine con ellos. Sin embargo hay que destacar que se ha ido descubriendo en este proceso que su aceite es de altísima calidad organoléptica y eso le está dando un interés particular por su originalidad y presencia en los mercados. Un proceso similar se visualiza en el norte de Chile y sur de Perú con las variedades Azapa y Criolla, de donde viene la Arauco.

En los últimos tiempos también está llegando el requerimiento de los consumidores por aceite de oliva orgánicos u agroecológicos. Desde el 2018 la FDA (USA) requiere residuos cero en el insecticida Clorpirifos, uno de los más usados en nuestro país para el control de cochinillas y eso ha acelerado y ampliado este proceso, ya que también el mercado interno en los centros urbanos requiere productos sanos sin agro tóxicos.

Nosotros particularmente vemos la necesidad como una oportunidad que el consumidor reclama en general con los alimentos, el ambiente presiona con su calentamiento global y el COVID 19 termina de obligarnos a repensar TODOS LOS MODELOS PRODUCTIVOS PRIMARIOS Y AGROINDUSTRIALES.

Por eso estamos desarrollando un modelo AgroEcológico para nuestros Olivares, manteniendo el concepto de riego presurizado, integración vertical y agregado de valor en origen.

Caso testigo

Finca Tutuna es un emprendimiento de escala familiar. Tenemos una plantación de olivos donde vivimos hace 25 años con olivos centenarios de 8 hectáreas y otras 10 hectáreas jóvenes y cercanas. El cambio comenzó hace ocho (8) años cuando decidimos abocarnos a cambiar nuestras vidas cotidianas y dedicarnos a generar actividades en la finca que nos permitan vivir de ella y sentirnos bien con lo que desde ella se genera. Para eso cambiamos la forma de producir, dejamos de usar agroquímicos y entramos en una transición que nos llevó cinco (5) años, fue clave encontrar una salida comercial y nos integramos a la feria Prohuerta INTA de frecuencia semanal, y compramos mediante un crédito promocional un molino para elaborar aceite de oliva. A partir de tener nuestro Aceite de Oliva (AO), que hoy es virgen extra (VE), Varietal (V), Agro Ecologico (AE), premiado en concursos internacionales de Perú, Brasil y Argentina, nos propusimos agregar valor y registramos una marca para el rubro aceites, para aceitunas y para fitocosmética en base oliva, es decir cremas, ungüentos, shampoo, jabones, acompañados de plantas que cultivamos nosotros o recolectamos del cerro vecino por ser espontaneas. Hoy tenemos más de 30 productos diferentes, cuyo eje común es el AOVEVAE TUTUNA. Hemos aprendido que la decisión de cambiar es el primer paso, que la transición es el camino y que puede durar más o menos, pero que hay que aceptarlo como un proceso y que finalmente nunca termina. Compostamos el orujo de la molienda de aceitunas resolviendo un pasivo ambiental que significan los orujos, hacemos un té de compost y abonamos nuestras plantas, tenemos equipo de riego por goteo, reservorio de agua para almacenar el turnado y utilizar más efectivamente el riego que para nuestra agricultura de oasis (92mm de lluvia por año) es clave. Para cerrar el círculo estamos por instalar este año paneles solares para generación de energía y un laboratorio para la fitocosmética en Bioconstrucción. También hacemos turismo rural, tenemos una cabaña para alojar visitantes temporales, turistas, familiares, amigos o voluntarios. Así creemos que cerraremos un gran primer círculo para seguir tejiendo otros que vengan en esta apuesta a la Economía Circular donde se intenta que casi todo se incorpore al proceso siguiente. La experiencia nuestra la estamos evaluando, midiendo y volcando a papel a través de dos tesis de grado (en proceso) de alumnos de la Facultad de Agronomía de la UNSJ.

Hemos realizados un video para difundir lo que hacemos, que pueda ser apoyo, inspiración o simplemente un buen lugar donde hacer una visita. VER VIDEO