Umberto Eco, famoso escritor italiano, describió en el libro “El nombre de la rosa”, la vida de una abadía del norte de Italia del siglo XIV. Enredado en una trama excelentemente narrada, se relatan aspectos como las tradiciones de los frailes, la dieta que seguían rica en Aceite de Oliva, en Aceitunas Aderezadas, y Aceitunas Rellenas.

Durante la investigación, centro narrativo del libro, se recogen varios capítulos donde se hace referencia tanto a la gastronomía, a la agricultura y ganadería de la época, así como a la capacidad de transformación de los alimentos. Así se recalca que en la abadía existía una almazara donde se elaboraba el Aceite de Oliva Virgen Extra, tanto de los monjes como de los aldeanos de las poblaciones cercanas. Igual ocurría con el vino.

Del mismo modo, en el monasterio, mediante fórmulas antiguas, se aderezaban las aceitunas verdes y se preparaba el relleno que posteriormente se introducía en las aceitunas, previa extracción del hueso.

Por otra parte, habla de las posesiones de los aldeanos cercanos, recalcando que “una familia, en las tierras situadas hacia el norte, puede cosechar aceitunas con las que obtienen no menos de medio costal de aceite.” (unos 40 kilos de aceite)

Sin duda, un preciado bien para el medievo italiano. El olivo y sus frutos. El aceite y las aceitunas.

El gran éxito de crítica y la popularidad adquirida por la novela llevó a la realización de una versión cinematográfica homónima, dirigida por el francés Jean-Jacques Annaud en 1986, con Sean Connery como el franciscano Guillermo de Baskerville y Christian Slater encarnando a su discípulo, Adso.