Miquelangelo, autor, entre otras maravillas, de la excepcional pintura que decora la bóveda de la Capilla Sixtina, en San Pedro del Vaticano; estuvo ligado a la olivicultura desde su nacimiento hasta sus últimos días.

Nació en Caprese, una villa de la Toscana cerca de Arezzo. Su familia vivía de las rentas que obtenía de una cantera y de una finca de olivos que tenían en la Toscana italiana.

Dicha finca, permaneció en el patrimonio de la familia, el cual gestionó Miguel Ángel desde que su hermano mayor se consagró moje dominico en Pisa, vinculándose aún más a la producción de Aceite de Oliva. Tanto es así, que a la edad de 74 años adquirió una villa Toscana del s. XVI ubicada en el Valle de Chianti, conocido por sus aceites, la cual cuenta con una construcción residencial de 900m2, más de 200 olivos y una pequeña almazara privada propia en la cual producía su propio Aceite de Oliva, para Él, familiares y amigos.

Actualmente dicha finca se encuentra a la venta por 7,5 millones de euros, y con la propiedad se adquieren las escrituras originales firmadas por el genio del renacimiento.

Miguel Ángel fue todo un genio que triunfó en todas las disciplinas en las que participó, siendo su predilecta la escultura, con obras como la Piedad o el David; Pintura, cuya obra maestra es la bóveda de la Capilla Sixtina; y la arquitectura, a la que se dedicó los últimos años de su vida. Dedicó más de 60 años al arte, de los 88 que vivió, y todos ellos vinculados con la olivicultura y el aceite de oliva.